17.2.08

El miedo

El contexto político del país se ha ido enrareciendo por una razón fundamental: el gobierno de Felipe Calderón tiene miedo del pueblo mexicano ante sus posibles reacciones por las políticas antipopulares y antinacionales que está tratando de imponer para favorecer a los grupos a los que les está pagando facturas por el fraude.

1. El gobierno de facto de Calderón tiene miedo, y es eso y no otra cosa lo que explica el endurecimiento del marco autoritario neoliberal, ya de por sí urgido del autoritarismo, con la presencia del Ejército en las calles, la reforma penal violatoria de los derechos humanos, el encarcelamiento ilegal de dirigentes sociales y la campaña propagandística cada vez más desbocada que llevan a cabo Televisa, Tv Azteca y las emisoras de radio, mintiendo sobre la realidad y violando el derecho a la información.

2. Los panistas han actuado con miedo desde los inicios del sexenio porque: a) saben bien que representan los intereses de una ínfima minoría, a la que están respondiendo pagándole por la ayuda que les brindó para llegar ilegalmente al poder, y b) porque entienden que con sus políticas están lesionando seriamente a los mexicanos y atentando contra el futuro independiente de la nación...

6. El gobierno espurio de Felipe Calderón no puede ignorar que es ya culpable por su política petrolera del delito de traición a la patria, porque ha acelerado la privatización de Pemex: a) profundizando la entrega de la petroquímica básica al capital extranjero al fortalecer la reclasificación tramposa de productos básicos como “secundarios” y al acelerar el control de los consorcios extranjeros de la casi totalidad de las plantas; b) continuando con la práctica que es anticonstitucional, tal y como lo estableció la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de subcontratar a corporaciones trasnacionales para áreas que Pemex argumenta no poder atender y que han ido del mantenimiento, la distribución y el transporte a la exploración, la perforación y la comercialización, por medio de los llamados “contratos de servicios múltiples”; c) tolerando las prácticas de corrupción para saquear a la paraestatal en beneficio de sus allegados, y d) prosiguiendo las políticas de abandonar el mantenimiento de la empresa.

7. Las declaraciones hechas por Felipe Calderón ayer en California al concluir su desastroso viaje por Estados Unidos (14 de febrero), repitiendo por enésima ocasión que “Pemex no se va a privatizar”, no son por consiguiente más que un intento adicional por ocultar la realidad y no se pueden ver más que como una burla a los mexicanos, tanto o más que las declaraciones del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, que pretende que no hay proyecto alguno de privatización (12 de febrero), cuando el proceso de privatización lleva tres sexenios y los de

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