13.2.08

Contrasentido de una gira

De ineptos e ineptitudes, sólo que ahora los niños de Morelia no tienen el pretexto de "estar aprendiendo a gobernar" como Fox y su gabinetazo. El gobierno en manos de principiantes y arribistas. Y México esperando. Y hundiéndose.

La gira presidencial en curso por Estados Unidos ha estado marcada por una serie de tropiezos y deficiencias: desde la inexplicable exclusión de la prensa nacional e internacional de los actos de la gira hasta el bochornoso episodio ocurrido en una cafetería neoyorquina, en la que se tenía previsto realizar una conferencia de prensa con el titular de Hacienda y Crédito Público, Agustín Carstens, y de la que la delegación presidencial fue desalojada por los empleados porque impedían el libre tránsito de los clientes; desde la lamentable audiencia de 20 minutos concedida anteayer a líderes y organizaciones de mexicanos en el país vecino hasta la confesión de desconocimiento formulada ayer por el titular del Ejecutivo federal a nuestros connacionales residentes en Chicago, a quienes pidió ayuda para “definir el tono” y la política gubernamental ante las adversidades que padecen los trabajadores mexicanos en su tránsito a Estados Unidos y durante su estadía en ese país.

Más allá de esos sucesos infortunados, en la nación vecina la visita de Felipe Calderón Hinojosa ha tenido un perfil mediático mínimo, habida cuenta de que la atención pública al norte del río Bravo está centrada en las elecciones primarias que tienen lugar en estos meses, y en una coyuntura en la cual la actual administración federal se encuentra en una fase de ocaso, descomposición y retirada. Fuera de los gobernadores con los que se ha reunido, y del secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, quien despacha en Nueva York, el gobernante mexicano no ha tenido interlocutores locales de mayor rango que el presidente de la Reserva Federal.

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