30.1.08

Pemex: ¿destino manifiesto?

En este contexto, afirmar que es necesaria la privatización del sector energético porque no hay recursos o para aumentar el gasto social es una tremenda mentira. Es un cinismo disponerse a privatizar los cuantiosos ingresos del sector energético y al mismo tiempo subsidiar a los consorcios que lo están privatizando; es absurdo defender una creciente deuda contra el desarrollo social del país. Los políticos viejos y nuevos que se proponen esta privatización como objetivo central del actual gobierno quieren que caigamos en el error de creer que la empresa privada es sinónimo de honestidad y eficiencia. No es así en el caso de Halliburton y Repsol, por ejemplo. Por otro lado, los rescates bancarios, carreteros, aéreos y azucareros han representado una sangría peligrosa para el país y son una demostración incontrastable de la corrupción e ineficiencia de numerosos empresarios y consorcios, a quienes no les interesa asegurar un servicio público, sino aumentar utilidades privadas.

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