11.1.08

El crimen organizado y sus causas

El ambiente nacional se encuentra estremecido por el combate entre militares y delincuentes que ocurrió antier en la localidad fronteriza de Río Bravo por la posterior agresión –al parecer perpetrada por sicarios del narcotráfico– contra agentes de la Agencia Federal de Investigación (AFI) en Reynosa, en la que dos efectivos murieron y otros tres fueron lesionados, y por los intensos despliegues de elementos castrenses y de policías en grandes zonas del territorio nacional. Con ese telón de fondo ayer se reunió el Consejo de Seguridad Pública. Allí y en otros ámbitos, las voces del oficialismo, encabezadas por el titular del Poder Ejecutivo, clamaron por unidad, cohesión y hasta por unanimidad para enfrentar a la delincuencia; reiteraron su confianza en la posibilidad de derrotarla, y demandaron –en diversos tonos– que todo el país comparta las premisas desde las cuales la actual administración se ha embarcado en una confrontación cada vez más violenta con los cárteles de la droga.

No hay quien no comparta la necesidad axiomática de perseguir, capturar y presentar ante instancias judiciales a quienes infringen las leyes, especialmente a quienes lo hacen de manera violenta y concertada para consumar negocios prohibidos. La delincuencia organizada causa un grave daño al país, a sus habitantes y a sus instituciones; genera inseguridad y zozobra, y pervierte casi todos los ámbitos de la vida nacional, incluidos, por supuesto, el desempeño económico y el quehacer institucional.

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