13.1.08

Las derechas en el poder

Si muchos no lo ven es sólo porque no quieren verlo, pero los hechos están a la vista: las derechas en el poder son desastrosas. Su espíritu oligárquico no les permite gobernar más que de un modo: favorecer los intereses de los dueños de la riqueza sacrificando los intereses populares y del conjunto de la nación. Las derechas tampoco saben gobernar sino abusando del poder. Entre más poder tienen, mejor se desempeñan. Las derechas priístas tenían un poder indisputado y daban la impresión de que sabían gobernar, pero nos llevaron durante treinta años de una tragedia a otra sin solución de continuidad. La derecha panista (o, ¿las derechas?) ha resultado todavía más incompetente para gobernar, sobre todo, porque ya no cuenta con ese poder omnímodo de que gozaban las priístas.

Alguien ha dicho recientemente que los panistas son más cínicos en el ejercicio del poder que nuestros antiguos gobernantes priístas. Siendo cierto eso, yo agregaría que son, con toda evidencia, más irresponsables. Han olvidado por completo las enseñanzas de su fundador, don Manuel Gómez Morín, quien, influido por las enseñanzas de la doctrina social de la Iglesia, creía de verdad en la justicia social. Todo el que lea sus escritos tiene que admitir que muchos de sus argumentos e incluso muchas de sus propuestas podrían compartirse. Los panistas de hoy crecen ideológicamente con un odio visceral hacia lo que consideran de izquierda y, como la izquierda quiere siempre hablar a nombre del pueblo, en el fondo odian al pueblo, que para ellos es siempre el pueblo naco.

Cuando llegan al poder, actúan en consecuencia. Ellos están convencidos, como lo estuvieron los priístas derechistas que nos gobernaron durante decenios, que los únicos que pueden desarrollar la economía y construir el nuevo país en el que ellos piensan (tan confuso como todo lo que se alberga en sus mentes) son los que tienen el poder de la riqueza y de lo que ellos consideran es la cultura. Hay que gobernar para ellos cuando se tiene el poder. El pueblo es una noción que muy pocas veces aparece en el ideario panista y, para ellos, es el pueblo que trabaja con éxito empresarial y prospera y logra un buen nivel de vida. Los jodidos que viven de su trabajo, como asalariados o de la tierra, tan sólo con sus manos, o los comerciantes informales, ésos no son el pueblo en el que ellos piensan. Su pueblo es esencialmente clasemediero y tan proyanqui como lo son ellos mismos.

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