27.10.07

El Plan

Que escuchen los que tengan oídos...

1. El Plan México, como se le conoce en Washington y en la prensa internacional, conocido desde hace por lo menos seis años, y cuya nueva etapa fue anunciada por George W. Bush el 22 de octubre al incluirlo en el paquete de ayuda solicitado al Congreso estadunidense para la guerra contra Irak, no es otra cosa que una expresión formal más de la estrategia definida por la Casa Blanca en función de los intereses de las grandes corporaciones trasnacionales ante la crisis energética y financiera que ha gestado el capitalismo neoliberal, y que luego del 11 de septiembre de 2001 se enuncia como una lucha “contra el terrorismo internacional”.

2. El Plan México supone tanto a) el control absoluto por parte de consorcios trasnacionales, en función de los intereses estratégicos de Estados Unidos, de los recursos básicos de México, y en particular de los energéticos (petróleo y electricidad), de la minería y hasta del agua; y b) el control directo de agencias del gobierno estadunidense sobre las fronteras, las costas, el Istmo, el mar territorial y el espacio aéreo mexicano, todo ello con el argumento de que Washington está en guerra permanente contra el terrorismo internacional, de que nuestros recursos son vitales para ellos y de que, por otro lado, los aparatos del Estado mexicano no son confiables y resultan incapaces de generarles la supuesta seguridad que requieren.

3. La administración de Bush busca, en otras palabras, conforme a la nueva doctrina hegemónica de Estados Unidos, establecer en México un más pleno y abierto sistema de dominación, similar al que está buscando en Irak y en Afganistán y pretende hacerlo en Irán, en función también de su petróleo y de su interés geopolítico, nada más que aquí no por la vía de una guerra, sino por la dócil sumisión del gobernante espurio Felipe Calderón ante George W. Bush y por la complicidad de la burocracia gobernante, en este caso de las elites del PAN y el PRI en el poder (y también de un sector del PRD), lo cual les está resultando una tarea mucho más fácil que la que llevan a cabo en Medio Oriente y en Asia.

4. El proceso se había ya profundizado con el primer gobierno panista encabezado por Vicente Fox, que fue permitiendo gradualmente la injerencia de agentes estadunidenses encubiertos en territorio mexicano, en aeropuertos, aduanas y oficinas públicas, hasta culminar con Calderón que, con profunda indignidad, ha puesto abiertamente al Ejército Mexicano a cumplir tareas decididas por la Agencia de Control de Drogas de Washington, la tristemente célebre DEA.

No hay comentarios.: