Algo sobre las magnas narcolimosnas que recibe el clero católico ha brotado a la luz pública en días recientes. También se supo de macrolimosnas con cargo al dinero de todos: el gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, dispuso de 90 millones del erario para construir un “Santuario de los Mártires”, que es tributo a la memoria de los líderes cristeros beatificados en 2005. No le pareció necesario explicar su decisión: fue porque sí, porque para algo es gobernador, porque le salió del forro de sus devociones. Con ello se ganó la bendición de Juan Sandoval Íñiguez y el rechazo de muchos de sus gobernados. Las razones para oponerse a semejante abuso están sistematizadas en la queja interpuesta el pasado 30 de marzo ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) por la historiadora Laura Campos Jiménez...
La demanda es correcta. Si González Márquez quiere salvar su alma, que lo haga con dinero de su propio bolsillo, no con recursos de los contribuyentes. Éstos lo pedirán así el viernes próximo, a las cinco de la tarde, en una marcha que irá de la Normal a la Plaza de Armas de Guadalajara. Ojalá que sean muchos.
La demanda es correcta. Si González Márquez quiere salvar su alma, que lo haga con dinero de su propio bolsillo, no con recursos de los contribuyentes. Éstos lo pedirán así el viernes próximo, a las cinco de la tarde, en una marcha que irá de la Normal a la Plaza de Armas de Guadalajara. Ojalá que sean muchos.
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