Hay un círculo vicioso en las interminables operaciones de la compra, venta y concesión de empresas, obras y negocios entre gobierno y particulares que siempre dejan la nerviosa sensación de que significan importantes traslados del dinero público a los bolsillos privados.
No importa quién comienza la secuencia. Aparece un negocio, quiebra, lo compra caro el gobierno, lo recompone y luego lo remata, a precio de ganga, a alguien que lo lleva nuevamente a la bancarrota, para que el gobierno lo rescate, y así en una historia sin fin.
El caso más sonado fue el que culminó con la creación del Fobaproa, fondo para el rescate bancario que no sólo asumió costos ajenos, sino que fue usado para añadirle saqueos nuevos, pero no ha sido el único. Hay, además de los bancos, líneas aéreas, ingenios azucareros, empresas agropecuarias, aseguradoras, de entretenimiento, inmobiliarias, y de comunicaciones y transportes.
Hoy brilla el ejemplo de la pomposa Autopista del Sol, que continúa la ruta México-Cuernavaca hasta Acapulco, más de 300 kilómetros, con el máximo aforo nacional. Nuevamente será concesionada.
No importa quién comienza la secuencia. Aparece un negocio, quiebra, lo compra caro el gobierno, lo recompone y luego lo remata, a precio de ganga, a alguien que lo lleva nuevamente a la bancarrota, para que el gobierno lo rescate, y así en una historia sin fin.
El caso más sonado fue el que culminó con la creación del Fobaproa, fondo para el rescate bancario que no sólo asumió costos ajenos, sino que fue usado para añadirle saqueos nuevos, pero no ha sido el único. Hay, además de los bancos, líneas aéreas, ingenios azucareros, empresas agropecuarias, aseguradoras, de entretenimiento, inmobiliarias, y de comunicaciones y transportes.
Hoy brilla el ejemplo de la pomposa Autopista del Sol, que continúa la ruta México-Cuernavaca hasta Acapulco, más de 300 kilómetros, con el máximo aforo nacional. Nuevamente será concesionada.
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