8.12.07

Un nuevo Fobaproa

Desde hace algunas semanas, en cualquier foro al que me invitan subrayo la infausta situación económica del país, que se sintetiza en el hecho de que en términos de crecimiento nos encontramos, junto con Haití, en el sótano de los países de América Latina. Habrá quien diga que exagero porque no tomo en cuenta la estabilidad macroeconómica, la que por cierto no es resultado de la política económica gubernamental, sino de los ingresos por remesas y por los altos precios del petróleo; factores cuya volatilidad debería sacar al gobierno de la autocomplacencia en que se encuentra instalado.

Lo cierto es que la escalera al sótano en que nos encontramos se hizo de muchos peldaños. Hoy quiero enfatizar en uno de ellos: el desastre de las finanzas públicas. La reforma fiscal recientemente aprobada mejora apenas de manera marginal la situación del ingreso público, pues su aumento significará 1.1% del PIB en contra de 3% inicialmente calculado por el gobierno; mientras que su impacto en el crecimiento será de 0.5% del PIB, del cual 0.2% se registrará en 2008 y 0.3% en los siguientes años.

¡En esas miserias estamos! Pero esos desolados ingresos (que se traducen en una de las más bajas cargas fiscales del mundo) no se corresponden con los privilegios de los altos funcionarios y representantes de los tres poderes. Huelga decir que la reforma hacendaria que permita relanzar el desarrollo nacional requiere una cirugía mayor al ingreso y al gasto público, y que es una tarea aún pendiente.

Por el lado del gasto, esa cirugía mayor necesita, además de la eliminación de los gastos superfluos y suntuarios, partir del diagnóstico adecuado sobre el nivel del déficit público. La disminución del peso de la deuda externa (11% del PIB) es un dato aislado que puede generar valoraciones triunfalistas, pues si lo combinamos con el peso de la deuda interna (24% del PIB), el optimismo tiene que moderarse; más aún si consideramos que casi la mitad de esa deuda es no presupuestal, es decir, no está impactando en la contabilidad del déficit público. Y eso en palabras llanas se denomina maquillaje. Así que el dato de finanzas equilibradas no es más que un mito genial.

La primera recomendación para discutir el estado de las finanzas públicas es partir del déficit real y no del tradicional, que es el que se vende a los incautos. ¿Cuánto de la nueva recaudación se irá a financiar ese déficit escondido y no los recursos para los que menos tienen? En 2003 el FMI calculaba que de haberse aprobado la reforma fiscal de Vicente Fox, de cada nuevo peso recaudado 80 centavos se irían al pago de esa deuda escondida. ¿Y ahora?

Pero no se trata sólo del maquillaje al déficit público; se trata paralelamente del crecimiento exorbitante de los Pidiregas, contratados por Pemex y CFE, tanto que los pasivos de los proyectos en operación llegan, al tercer trimestre del presente año, a 620 mil millones de pesos, esto es, 6.4% del PIB y muy cerca del monto de los pasivos del IPAB, que es de 700 mil millones de pesos en cifras redondas (7.3% del PIB).

Así que si usted pensaba que la pesadilla del Fobaproa se había diluido, tome en cuenta que los Pidiregas en operación implican recursos públicos por un monto semejante al Fobaproa y además en robusto crecimiento. A la pesadilla agregue que 81% de los mismos (500 mil millones de pesos) está denominado en dólares, y que equivale a la mitad de la deuda externa total. Para no quitarle el sueño me reservo el dato de a cuánto ascienden los pasivos de Pidiregas cuando se contabilizan no sólo los que se encuentran en operación, sino también los adjudicados; lo que sí le digo es que superan el valor de los correspondientes al IPAB. La información hasta aquí utilizada es al tercer trimestre de 2007 y su fuente es la SHCP.

Para concluir. Diez años después de aprobada por unanimidad en el Congreso la figura de los Pidiregas, es necesario revisar sus resultados. Disfrazar de esta manera el endeudamiento de esas empresas estratégicas equivale a una privatización silenciosa. ¿En qué condiciones se está contratando ese financiamiento? ¿Cuál ha sido su resultado productivo? El Congreso de la Unión y el Ejecutivo tienen la palabra. Ninguna economía aguanta tal crecimiento en sus compromisos financieros. Es este uno de los peldaños al sótano en que el país se encuentra.

No hay comentarios.: