3.10.07

Nadie quiere reivindicar el gasolinazo

Estaba Agustín Carstens dándose vuelo en San Lázaro sobre lo bien que han hecho las cosas en la “continuidad”, de las muchísimas plazas laborales generadas, de lo mucho que ha crecido la economía y de lo controlada que tienen la inflación, cuando de repente surgió la pregunta incómoda, con sólo dos posibilidades de respuesta: asumir abiertamente la paternidad del engendro o fingir demencia. Y el ex directivo del FMI optó por la segunda.

Un diputado preguntó a Carstens, palabras más o menos, ¿es o no Felipe Calderón el padre del gasolinazo, o es que usted, como secretario de Hacienda, actuó por la libre en ese sentido y presentó las iniciativas sin conocimiento de Los Pinos?

Lo anterior, porque en la iniciativa de “reforma” fiscal, gasolinazo incluido, aparece la firma de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa. Que el Congreso aprobó tal iniciativa, sí, desde luego, el contubernio prianista es obvio, pero en la propaganda de Los Pinos aparece un humilde michoacano lavándose las manos y jurando (y jurar en falso es pecado) que él nada tiene que ver con el asunto del impuesto “especial” a los carburantes (sólo hay que revisar la mencionada iniciativa para encontrar el genoma del gasolinazo).

A cambio de una respuesta sólida, contundente, sobre lo felices que son en la “continuidad” por la paternidad de dicho impuesto “especial”, el secretario Carstens sólo atinó a decir que el gasolinazo “no ha entrado en vigor (ergo) no ha provocado aumento” de precios; que éste no existe y que, de registrarse, sería “por factores externos” (como si eso quitara el golpe); que en otros países del mundo con similar canasta básica de alimentos “los precios han crecido más” (ojo marginados de México: los pobres de Burundi reportan mayor inflación que aquí), y que en resumidas cuentas el ya famoso “nuevo” gravamen “no debe incidir en la inflación en más de 0.1 o 0.2 puntos”, porque “el gobierno tomará decididas acciones” (después de la escalada). Pero de paternidad responsable, nada.

Aseguraba Carstens que “la inflación no se ha desbordado ni amenaza con hacerlo”, rodeado de pancartas que detallaban el antes y el después (“efecto Fecal”) de los precios en los artículos de consumo básico durante el inquilinato calderonista. Quiénes mejor que los consumidores para desmentir el discurso de la “continuidad”.

Calderón (Fecal) no sólo ha demostrado una total ineptitud, sino hipocresía supina. EL prometió BAJAR el precio de la gasolina, y el resultado, un incremento ADICIONAL al que se tiene mensualmente... ¡Buen trabajo, Fecal!

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