Una de las verdades que no escucharán en el radio o la tv, o verán impresas en los medios escritos (salvo algunas honrosas excepciones), es que el "gobierno" mexicano aprovecha la crisis desatada por una parte de los narcotraficantes que se encuentran fuera del "sistema", para cumplir lo que se ha acordado en el ASPAN (también llamado TLC Plus, -whatever that means- y más recientemente "Alianza para la Prosperidad y la Seguridad"); este conjunto de "acuerdos" se ha hecho totalmente fuera de cualquier marco legal, para evitar tener que exponerlos abiertamente al público mediante debates en el legislativo, pero incluyen a las élites económicas, industriales y militares de Canadá, Estados Unidos y México. Son tres los principales objetivos de estos acuerdos (y las razones por las que es absolutamente necesario mantenerlos fuera de los radares de la ciudadanía mexicana):
1. El gobierno estadounidense quiere crear condiciones mucho más ventajosas para sus corporaciones transnacionales y derribar barreras al flujo de capitales y producción interfronteras dentro del marco del TLC (NAFTA).
2. Busca asegurar el acceso a los recursos naturales de sus países vecinos (Canadá y México), especialmente al petróleo (no debería sorprender a nadie).
3. Persigue un plan de "seguridad regional" basado en la "expansión de sus fronteras" hacia un perímetro de seguridad que incluya a México y Canadá (esto explica la intervención del ejército en México, junto con la instalación de sistemas de espionaje en todo el territorio como se expone anteriormente).
¿Cuál es la meta final de todo esto? Es sólo especulación, pero puedo apostar que las palabras de Aguilar Zínser, ex-embajador de México ante la ONU en tiempos de Bisonte, explican con mucho la situación actual: México es el patio trasero de Estados Unidos, por lo que nuestro vecino del norte puede hacer lo que le plazca, con la venia de los rastreros "políticos" mexicanos. Amén.
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